domingo, 9 de enero de 2011

A ABEJORRAL BICENTENARIA.

EMANACION VITAL.
Nelson Hurtado Obando.

...desde la cima de mi parábola vital, ¡Oh sin igual comarca!, te contemplo con los ojos del alma, empotrada y altiva, cabalgando sobre los lomos de tus montañas, epopeya mítica, irreductible sueño, donde un verso tejido  al amor, me hizo esclavo y queriendo libertad, más quise permanecer atado y generosa y justiciera me diste carros de fuego, alados, en los que siempre volaron más altos los sueños que los pensamientos y se hizo en mí la libertad y te dejaste aprehender y poseer, porque igual, querías sentirte amada, éxtasis de tu piel multicolor, bañada por los ríos de amor, que por mi cuerpo corren, subterráneos y volcadas para siempre las fuerzas telúricas de mi alma, para que cuando piense en ti, se arrugue como tus montañas, conjunción vital, cópula tibia, tierna, perenne, leal.

…no eres así un recuerdo, te fundieron a mi entraña:

Mis padres, que en tu suelo y en su humildad, cual dote, me dieron el signo de la Cruz y me enseñaron a vivir el Padrenuestro.

….Todas, las “Adela, Blanca Inés, Rubiela, Azucena, Emma, Sol…” y todos los “Efraín, Uriel, Fernando, Baltazar…”, ¡Ah! Y “mariabarros” y “cuatro pelos”, todos, síntesis cósmica, de la diferencia entre un profesor y un MAESTRO, que sin sicólogo y ajenos al Estado Social de Derecho, sin decirlo, nos enseñaron que no hay que ver el cerco, para  saber que el “chócolo”, en el arado, es ajeno.

…Maestros, que en sacro ritual, me dieron la PATRIA y la pusieron desde entonces, con su himno, su escudo y su bandera, en medallita y en mi pecho, para que fuera el bien común, “marcapasos” vital de todo mi tiempo.

…y El “Padre” y el portentoso templo y la misa dominical y el bien y el mal, el cielo y el infierno, pero también el hijo pródigo, el buen samaritano, la mies y la zarza, el rico Epulón, pero… y la parábola de los talentos.

…Todo me lo diste y todo te lo debo, deuda irresoluble; amante, que en acto como de amor y de justicia, en casas de “Epulón” pusiste el “hijo bobo” y en las de “Lázaro” la peste, de inteligencia, incurable, de ser bañada con las aguas de “Las Yegüas”.

…y así, la peste incurable fue suficiente…guerreros, generales, gobernadores, ministros, embajadores, cónsules, sacerdotes, monjas, obispos, abogados, médicos, ingenieros, economistas, letrados, poetizas, empresarios, filántropos, maestros, poetas,…políticos.

…¡Ah! la política, era un ejercicio diario de la inteligencia, un modo de vivir y morir sirviendo la construcción del bien común. Era noble, como el hombre, era un fin, no un medio. Se vivía para la política, no de la política.

...Y el HONOR y la GLORIA, eran suficiente paga, en la relación vital, llegaban, con toda la justicia del orden cósmico, no había que buscarlas, no se repartían, no se agenciaban y eran como deben ser, sencillas, humildes, discretas, como la rosa y su perfume y llegaban para pertenecerte, solo a ti, amada comarca…en tanto como en tu himno, TUS GLORIAS, tus mejores hijos, llevaron por toda la Nación. ¡Ya ves amada patria, hemos sido todo y no hemos sido nada!

…Con todo, terruño natal, ¡cuánto te debo y cuánto te deben! Lejano y silencioso, más no ausente, pongo a Dios por codeudor, para que te devuelva con creces y ponga en el corazón de cada uno de mis paisanos, en cada hogar, en la comarca entera, amor, paz, justicia, solidaridad y en los rostros de los niños, miles de sonrisas nuevas y en sus manitos limpias, tizas y crayolas de colores, para que el arco iris, multicolor, vuelva a vivir en la pizarra de la escuela y en las nuevas centurias, cientos de  SEÑORES nuevos, rompan tu himno y habiten desde el alma, tu marcial verso.

Desde la cima de mi parábola vital, ante el inexorable descenso, me iría en paz, mi Abejorral natal, porque en tu fecundo suelo, por amor y no por los modernos miedos, planté los árboles, de él tomé la “peste” nutricia de mis libros, la fertilidad para engendrar de un solo “disparo” dos corazones nuevos, en los que mi amor por ti, aunque yo muera, seguirá viviendo.