Por: Nelson Hurtado Obando.
En anterior artículo me referí a nuestra parte oscura, en el contexto de los indignados, en lo que constituye la indignación irreflexiva.
En una de sus obras, K. Popper sintetiza que la televisión le hace mucho daño a la democracia, algo así como que es su sepulturera. Una tesis, además de ambiciosa, arriesgada, pero no para Popper, ni para la realidad de la democracia en los EE.UU. y sobre todo en los países de Latinoamérica.
Fortaleza de la democracia en los EE.UU., es haber fundado la nación, sobre el debate público y este a su vez y fundamentalmente, sobre la razón, la lógica, la discusión, el conocimiento y sobre la libre circulación de la información.
Es el Ethos público, si se quiere, el mismo del foro romano o del ágora ateniense.
“La razón, la fría, calculadora y desapasionada razón, debe aportar todos los materiales de nuestro futuro apoyo y defensa. Ojalá dichos materiales se integren en la inteligencia colectiva, la sólida moralidad y, en particular, en el respeto a la Constitución y las leyes.”, dijo A. Lincoln.
Recientemente, he repetido a un joven Senador amigo, miembro de la dirección de mi partido y a algunos otros copartidarios prestantes, que es la hora de que el Partido se la juegue por la reconquista de la Plaza Pública y este anhelo y esta preocupación, surgen en primer lugar, de una configuración cultural personal, dispuesta para el foro, para el debate abierto, público, civilizado y civilizador, creativo y en tanto me encuentro rodeado de soledad y silencio, en medio del bullicio de la turba.
Preocupado, bastante preocupado, por esa metamorfosis que se ha cumplido en “mi otro yo”, -mi verdadero yo-, como paso secuencial del hombre político, de un individualismo exacerbado, hasta el actual estadio de individuo-en solitario, que preside todo el devenir histórico de la actual conformación de la sociedad, he retomado el discurso de un gobernante, en el cual y en medio de su retórica insulsa y simplista, tres cosas me llamaron poderosamente la atención: la primera, que en su discurso de posesión, mencionó el verbo “construir” y sus varias conjugaciones, en un total de 55 veces; la segunda, su autoafirmación de ser matemático y su agregado de “Nosotros resolvemos problemas, por supuesto les está hablando un matemático” y la tercera: es que en ese mismo discurso de posesión, advirtió que durante su gobierno, “No será el fin el que justifique los medios, serán los medios los que justifiquen el fin.”
¡El auditorio rompió en aplausos!
Todo transcurrió de manera intrascendente, nadie reparó que por la primera circunstancia, se había develado el lado “privado” del hombre público que se posesionaba como gobernador; aunque afirmaba ser matemático de profesión, su procedencia económica, era de una familia de industriales de la construcción de vivienda y centros comerciales, en suelos urbanos, solo accesibles a altos poderes adquisitivos. Por la segunda, era como la afirmación del liderazgo para encarar los complejos problemas de la existencia y la coexistencia en la sociedad a gobernar y en la pragmática de la lógica formal, de que todo tiene solución matemática y la tercera, porque develó certeramente, su contrahechura de mero marketing político.
“No será el fin el que justifique los medios; serán los medios los que justifiquen el fin.”, no es una mera construcción retórica, ni una bonita y musicalizada hipérbole literaria y menos un simple hipérbato, de autoría de un hombre público, conformado en la matemática, en el rigorismo de la lógica formal, de las ecuaciones matemáticas y financieras y cuyo campo de práctica han sido los propios campos fértiles de su industria familiar de la construcción y no precisamente de vivienda de interés social, a la que por obvias razones, nunca apuntan los constructores privados, excepto cuando la subsidia el Estado o se desarrolla a través de las llamadas “alianzas público privadas” o a través de los llamados “planes parciales” o de “renovación urbana”.
Pero, no obstante, el auditorio rompió en aplausos!
Hacer el hipérbato descrito, no es nada casual, ni es producto de un estado de iluminación o de creatividad, ni fruto de ninguna pasión o emoción, súbito, espontáneo, nada de genialidad.
La sentencia del gobernante en su discurso de posesión, sí que es fruto o resultado de un proceso de “construcción”, a la que tanto Popper, como Al Gore, Marshall McLuhan, E. Bernays, se han referido a través de los tiempos y de sus escritos.
No hay duda, que en la sentencia del gobernante en su discurso de posesión, está inscrita la tesis de McLuhan, que nos dice: “En una cultura como la nuestra, con una larga tradición de fraccionar y dividir para controlar, puede ser un choque que le recuerden a uno que, operativa y prácticamente, el medio es el mensaje.” (Negrillas fuera de texto)
Lo anterior me posibilita re construir el contexto del discurso el gobernante, en el día de su posesión, en los siguientes términos:”…será el medio (que es el mensaje), el que justifique el fin”.
Y no queda duda, que nos encontramos frente a un acto comunicacional, que significa un quiebre, una fisura, una fractura, una ruptura del esquema tradicional: emisor- mensaje – medio – receptor o de inversión de la prevalencia de la materia o sustancia, sobre la forma o accidente, pero que no es nada nuevo y que por el contrario, devela, con toda certeza y claridad, que lo que ha dicho el gobernante en su discurso, en el día de posesión, es que su discurso está codificado y que es simplemente la oportunidad de su practicidad.
De otra manera, ahora menos entendemos porqué el auditorio rompió en aplausos!
Rompió en aplausos, no porque todos los allí presentes dispusieran de decodificadores naturales de discursos de políticos; mucho menos, porque hubieran realizado el proceso cognitivo de la comprensión, mucho menos porque todos los allí presentes fueran matemáticos y además constructores.
¿Qué es lo que hizo romper al auditorio en aplausos?
Desde la postulación de McLuhan, de que “El medio es el mensaje”, se empieza a develar que el mensaje como tal, es un acto del proceso comunicacional, que evidentemente, no es el contenido del discurso, en tanto el contenido del discurso es la parte de un proceso congnitivo, de pensamiento “..que, en si, es no verbal.”
Desde lo antecedente, es destacable además, que el lenguaje corporal del gobernante en su discurso de posesión, además de frío e inexpresivo, llano, plano, repitió ademanes incoherentes, sonrisas plásticas, -que nos recuerdan el origen animal y violento de la sonrisa- , en todo caso fuera del contexto del discurso: miradas perdidas, manos en actitud frágil y de repetido y simétrico movimiento, que dejan la sensación respecto o a que la pieza oratoria no la escribió y se la escribieron o que a pesar de haberla escrito, no está convencido de su contenido, como acto de pensamiento, no verbal, desde lo cual, el hipérbato que construyó sobre la frase atribuida a Maquiavelo, podría develar o que: conoce a profundidad toda la teoría del conocimiento comunicacional y sus implicancias sicológicas, sociológicas y políticas o que efectivamente es una figura pública política, contrahecha, que le resulta bastante incómoda, desde el mero marketing político, y en referencia a su inocultable arrogancia personal, como que es el único bueno, el único honrado, el único transparente, el único conformado para dirigirnos, la nueva forma de hacer política, el único que no permitirá que se pierda un peso, el único que podrá hacer la feria de la transparencia, el único que pondrá a salvo la “dignidad del espíritu humano”.
Suficiente ilustración, por lo cual dejo de lado al gobernante de marras, que tiene bastante simetría con el ex presidente G.W. Bush y en relación con la democracia americana y puntualmente con las respuestas de su gobierno, al atentado S-11, derivados en la guerra contra Irak y el ahorcamiento de Sadam Hussein y que solo después de perdida la guerra contra Irak, encontró en Osama Bin Laden y su grupo de Al-Qaeda, al monstruoso responsable. No olvidar que G.W. Bush, no es constructor, pero sí industrial petrolero.
¿Qué es lo que hay de común entre G.W. Bush y nuestros gobernantes criollos y tropicales?
Que todos saben a la perfección que: “el medio es el mensaje.”
Noam Chomsky nos ha dicho que: «La manipulación consciente e inteligente de los hábitos y opiniones organizados de las masas es un elemento de importancia en la sociedad democrática. Quienes manipulan este mecanismo oculto de la sociedad constituyen el gobierno invisible que detenta el verdadero poder que rige el destino de nuestro país. Quienes nos gobiernan, moldean nuestras mentes, definen nuestros gustos o nos sugieren nuestras ideas son en gran medida personas de las que nunca hemos oído hablar.»
Chomsky, formula su tesis a partir de los grandes avances logrados por Edward Bernays, el “padre de las relaciones públicas”, quien logró que en 1920, en plena Fifth Avenue, de New York, las mujeres americanas y por primera vez, empezaran a fumar, al reunir a un grupo de ellas, en actitud de protesta y de exigencia de sus derechos y libertades, las cuales, al llegar la prensa y sus fotógrafos y quizás algún medio radial, encendieron todas, públicamente, sus cigarrillos, a los que denominaron “antorchas de libertad.”
Ya lo había referido en otro escrito, que en Latinoamérica, luchando contra el comunismo, por aquello de que si: "Bajo el capitalismo, el hombre explota al hombre. Bajo el comunismo, es justo lo contrario", el nuevo orden económico y político mundial, si bien abrió las puertas al advenimiento de los Estados Sociales de Derecho, no es menos cierto, que en ellos, se ha apoltronado y tomado cómodo asiento, electoralmente, la comunista “dictadura del proletariado”, a través de la cual, “…la sociedad constituyen el gobierno invisible que detenta el verdadero poder que rige el destino de nuestro país.”, como lo ha señalado Chomsky.
Y esto ha podido ocurrir, en parte a los descubrimientos de E. Bernays, quien dicho de paso era pariente de S. Freud y de la manera como lo han estudiado y descrito McLuhan, Popper, Chomsky, Al Gore, etc.
Fundamentalmente, nuestras pálidas democracias, funcionan actualmente desde el principio de que: “El medio es el mensaje”. Lo demás, es trabajo de Marketing político, que hace posible que los ciudadanos resultemos votando y eligiendo personas y a veces, escasas, por ideas, sobre “…las que nunca hemos oído hablar.”
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