Debo empezar por decir que no soy EXPERTO en nada, que sólo sigo siendo como abogado, apenas estudioso-estudiante, para que los expertos y los que manejan la “industria del conocimiento” y toda suerte de jugosos contratos, no sientan amenazados sus mercados.
Pero, hace tres años, en la primera edición de ACCIDENTALIDAD y ACCIDENTOLOGIA VALES, sostuve y sostengo ahora, que el Código Civil necesita de una reforma en el tema de la conceptualización de la FUERZA MAYOR o CASO FORTUITO; en él aún aparecen los “terremotos, las inundaciones,…”, como FENOMENOS NATURALES, IMPREVISIBLES e IRRESISTIBLES y se sostuvo entonces que dichos fenómenos, en la época actual, no podían tener el mismo tratamiento de los siglos pasados, que como tales ya no eran IMPREVISIBLES e IRRESISTIBLES y que por lo menos en materia de RESPONSABILIDAD, la misma debería considerarse como ANONIMA, pero susceptible de ser IMPUTABLE y en todo caso no eximida desde la fuerza mayor o caso fortuito.
Duele profundamente lo que viene ocurriendo en Colombia.
Tragedias y desastres a granel y MILES DE VICTIMAS!
VICTIMAS, que coparon la atención de los medios y de los gobernantes y activaron la SOLIDARIDAD DE SUPERMERCADO.
Hoy, todas las víctimas, directas e indirectas, van estando renglones abajo en la tabla noticiosa; ocupan ya, los primeros lugares, los análisis estadísticos, las consideraciones económicas, las pérdidas materiales y de oportunidades de negocios, el costo de reconstrucción y reparación de carreteras y puentes, las pérdidas por cierres de aeropuertos, etc.
Y se sigue hablando de la tragedia invernal, nunca antes ocurrida en Colombia, ni en otras regiones del mundo, donde ocurrieron hechos similares meses atrás y nadie ha dicho, nadie ha querido entender que no son designios divinos, ni castigos que Dios envía a la sufrida Colombia, sino reacciones propias de la naturaleza ante el rompimiento de todo el equilibrio y la armonía de su sistema, frente a lo cual solo esperamos que funcione la Teoría Gaia, en tanto no funcionan Kioto, ni similares, justamente por que no lo quieren y no lo permiten los ávidos de dinero y de poder de todo el mundo.
Más a pesar de ello, en Colombia se sigue pensando en la minería a cielo abierto y se publicita en la TV, como programa de gobierno – Teleantioquia, Sria. de Minas- y se olvida la lección holandesa, la que solo se considera importante desde la economía, en tanto no lleguen a ser atacadas las finanzas por la “enfermedad holandesa” , pero no se piensa en las grandes áreas de tierra de cultivo de alimentos que quedan vitalmente inútiles, como tampoco en la sedimentación de ríos y afluentes.
Y de la misma manera, se siguen diseñando VIAS, urbanas y rurales y lo peor aún, es que hay dirigentes y gobernantes que creen que ellas VALORIZAN la propiedad privada, como se está haciendo en Medellín.
Al punto, lo he sostenido y lo sigo sosteniendo: mientras el concepto del DESARROLLO y del PROGRESO, sea medido por BULTOS DE CEMENTO o por KILOMETROS de ASFALTO y sean esos a su vez la medida de la acción de los gobernantes, en Colombia seguiremos en la misma ola invernal, serán más las ciudades inundadas junto a Bogotá y la Costa, por lo que sería ideal que el PROBLEMA DE LA MOVILIDAD, para el reparto de bienes y servicios y la INTERNACIONALIZACION de las CIUDADES, no para la movilidad de los SERES HUMANOS, apuntara desde ahora a un SIT, conformado por: chalupas, pangas, canoas, barcas y barquitas y quien quita, lujosos yates y con eso de una vez nos quitamos el problema de la adjudicación de la operación del metroplús y de los contratos de los NULE. Téngase en cuenta nada más que en el edificio de la Alcaldía de Medellín en La Alpujarra, se han inundado varias dependencias, hasta el punto que algunos servidores públicos, mantienen BOTAS “LA MACHA”, para salir de sus oficinas.
Así las VICTIMAS, las de carne y hueso y las que ya no tienen lágrimas, han quedado sepultadas bajo las cifras económicas y estadísticas y la sociedad colombiana habrá quedado lavada de todas sus culpas y pecados, por la SOLIDARIDAD DE SUPERMERCADO.
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