Recién regreso hoy domingo y me entero del fallecimiento del Dr. Fabio Naranjo Ochoa.
Nada de lo que de él se diga ahora, podrá hacer vibrar y crispar la piel; nos costará lágrimas y nos obligará a apretujar el alma, para decir un simple: Gracias!
Fue un ser excepcional. Es inexplicable que el alma y la mente del Dr. Naranjo, inmensamente nobles, bondadosas y sabias, cupieran en la materialidad de su cuerpo pequeño. No. No cabían, por eso el Dr. Naranjo se metió a vivir en VIDA, en el ALMA y en la VIDA de aquellos a quien nos tocó con su inmensidad vital. Cómo le dolía todo, pero de manera especial la arriada del derecho, la suplantación del ABOGADO-JURISTA, por el TECNICO-JURIDICO. Paz en tú tumba. MAESTRO y por tanto AMIGO.
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